Hace veinticinco años, nos sedujo esta antigua mansión, que se beneficiaba del acceso a París en tren, sin molestias, y de su parque plantado por nuestros antecesores con notables árboles. Esta parada de pájaros y ardillas, cerca del Marne, nos hizo querer compartir la calidad de vida que ofrece nuestra casa familiar y sus dependencias, el invernadero de naranjos y la antigua fragua.
Nos parecía, en este siglo que corre cada vez más rápido, que los lugares para descansar, rejuvenecer, ofreciendo la oportunidad de unos puntos fijos, respondían a una necesidad real y actual. Darle la bienvenida a la Orangerie Saint Martin nos demostrará que nuestra intuición era correcta.
Odile, François y sus cinco hijos